A lo largo de la vida, todos enfrentamos desafíos y situaciones estresantes. Sin embargo, siempre me he preguntado: ¿qué permite que algunas personas se mantengan firmes y equilibradas, incluso frente a grandes adversidades, mientras que otras se derrumban o se enferman?
Como profesional en rehabilitación, también me pregunto: ¿por qué algunos de mis pacientes con secuelas de lesiones cerebrales, a menudo en condiciones iguales o peores, logran recuperarse y adaptarse más rápidamente, mientras que otros, con situaciones biopsicosociales similares, no logran avanzar en su tratamiento?
Aunque existen diversas respuestas para estas diferencias, la resiliencia puede ser un factor determinante. Ser resiliente no significa que no vas a sentir dolor o tristeza, sino que puedes enfrentar esas situaciones y superarlas. La resiliencia es la capacidad de adaptarse, fortalecerse y recuperarse ante las dificultades, el estrés o incluso los traumas más profundos. Incluso, existen evidencias cientificas que está capacidad influye en la recuperación y adaptación de las personas con secuelas de lesiones cerebrales adquiridas neurocognitivas.
¿Quieres saber si eres una persona resiliente?
Aquí te dejo algunas preguntas para que evalúes tu nivel de resiliencia:
- Cómo reaccionas ante el fracaso o la pérdida?
- ¿Sueles rendirte o encuentras la manera de seguir adelante?
- ¿Ves los errores como oportunidades para aprender y crecer?
- Qué tan flexible eres ante los cambios?
- ¿Te adaptas rápidamente a las nuevas circunstancias o luchas por mantener las cosas como estaban?
- ¿Aceptas los cambios como parte de la vida o te resistes a ellos?
- Cómo gestionas el estrés o las emociones negativas?
- ¿Tienes estrategias para calmarte y mantener la calma bajo presión?
- ¿Puedes expresar tus emociones de manera saludable o tiendes a reprimirlas?
- Tienes un sistema de apoyo sólido?
- ¿Tienes personas a quienes acudir en momentos de necesidad?
- ¿Te sientes capaz de pedir ayuda cuando la necesitas?
- Te sientes capaz de influir en tu entorno o sientes que no tienes control?
- ¿Tiendes a ver las dificultades como problemas externos fuera de tu control o crees que puedes hacer algo para cambiar tu situación?
- Te enfocas en lo que puedes cambiar, incluso si las circunstancias no son favorables?
- Cómo manejas los problemas complejos?
- ¿Te paralizas o sientes que tienes la capacidad de descomponer los problemas en partes más pequeñas para abordarlos paso a paso?
- ¿Eres capaz de mantener una perspectiva a largo plazo y ver más allá de las dificultades inmediatas?
- Qué tan optimista eres?
- ¿Sueles encontrar un significado o propósito en las dificultades?
- ¿Crees que las cosas pueden mejorar con el tiempo, incluso si ahora no se ven bien?
- Te conoces bien a ti mismo?
- ¿Reconoces tus fortalezas y debilidades?
- ¿Tienes una buena autoestima y te valoras a pesar de las dificultades?
Responder sinceramente a estas preguntas puede ayudarte a identificar tu nivel de resiliencia. La resiliencia se puede desarrollar y fortalecer con el tiempo. Si encuentras áreas donde te gustaría mejorar, podrías considerar practicar el autocuidado, la regulación emocional, el desarrollo de habilidades de afrontamiento o buscar apoyo profesional.